Las pastillas de Morfeo: 25 años de The Matrix

La película que pateó el tablero de la ciencia ficción en Hollywood y lanzó al estrellato a Keanu Reeves cumple sus bodas de plata desde su estreno. Qué cambió, qué pasó, qué sigue igual.

Corría 1999, la Globalización era preadolescente, teníamos poca experiencia con las computadoras y menos todavía con Internet. Las redes sociales no existían, las Torres Gemelas seguían en pie y el gran drama con el que lidiaban los informáticos era qué iba a pasar en el cambio de milenio con el YK2 o el efecto 2000, esa falla de software que amenazaba con un apagón mundial de ordenadores en Año Nuevo. Así llegaba el planeta al siglo 21 cuando en el cine se estrenaba The Matrix.

Han pasado 25 años y cuesta pensar en productos más icónicos que puedan reclamar un podio en el stand de la cultura popular que todavía es relevante. The Matrix fue una maravilla y no importa mucho que su descendencia no haya podido capitalizar su gesta, aquella primera película fue suficiente para patear el tablero de lo que existía, y encima lo hizo con glamour.

Piense un poco en el contexto. Veníamos de ver a Schwarzenegger, Stallone y Bruce Willis mostrar brazos fornidos y actitud hostil en todo el cine de acción de los 1980/90 y, de repente, Keanu Reeves, portador del look más andrógino de su época, aparecía para esquivar balas y hacer jiu-jitsu suspendido en el aire. Lo acompañaba Trinity, con esos catsuits de vinilo, y Morfeo, con esa mezcla de Darth Vader y Obi Wan Kenobi pero cool y afroamericano. Algún ansioso podrá decir que las hermanas Wachowski se inspiraron en el manga y las artes marciales japonesas y que nada era nuevo, pero escuche, en 1999 éramos afortunados si teníamos cable. No recuerdo a Adrián Ratti presentando una película japonesa en las noches de Canal Doce. Para el hemisferio occidental alimentado por la maquinaria de Hollywood, con The Matrix hacíamos ese viaje por primera vez, y nos tomábamos la pastilla roja junto con Neo para descubrir que todo era una simulación y que en realidad estábamos gobernados por máquinas. Todavía recuerdo la fascinación con la que salí de esa sala.

Muchos otros experimentos de ciberpunk han sido deglutidos por la misma realidad cambiante en la que estamos inmersos, pero entonces, ¿por qué podemos decir que The Matrix sigue vigente? Empecemos por lo obvio: su legado no solo es artístico, estético y técnico, su filosofía compleja e inteligente, y su mensaje, revolucionario. Como todo fenómeno, además, sus perdigones se esparcieron en estas décadas desde la academia, donde fue teorizada, estudiada y utilizada como disparador de análisis, hasta la cultura popular donde fue homenajeada hasta el hartazgo en otros filmes o animaciones como Los Simpson o Shrek, por mencionar solo dos. Su más notable herencia: el movimiento de 360° de la cámara.

Pero también Matrix es un sentimiento, porque no podemos pensar en Keanu Reeves sin Matrix ni en Matrix sin Keanu Reeves. En una entrevista reciente, el actor, que el mes que viene cumple 60 y acaba de presentar un libro de su autoría, demoró varios segundos, visiblemente emocionado, en poder enarbolar tal vez el mejor testimonio de lo que una película, una pieza de arte como esta, puede hacer en la vida de las personas: “The Matrix cambió mi vida y, a lo largo de estos años, ha cambiado la vida de muchas otras personas de maneras realmente positivas y grandiosas. Como artista, esperas eso cuando tienes la oportunidad de hacer una película o contar una historia. Así que, cuando dices 25 años, la cantidad de personas que he conocido que me han dicho que han sido tocadas por The Matrix de una manera tan positiva… Eso es lo mejor”. Qué más se puede decir.

Publicado originalmente en La Voz del Interior – Domingo 4 de agosto de 2024

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