La voz de la princesa: qué tiene de nuevo el docu de Harry y Meghan

La serie de Netflix sobre Meghan Markle y el Príncipe Harry devela otro costado del matrimonio, poco conocido: el punto de vista de ella.

Cuando se supo que Harry y Meghan habían firmado un imponente contrato con Netflix, era de esperar que el matrimonio “real” utilizara el micrófono de la empresa de streaming más popular del mundo para contar su verdad. Y usted se preguntará: ¿qué tanto más pueden decir estos dos que no sepamos ya? Porque si estuvo pendiente de los chimentos desde 2016 debe estar al tanto de todos los pormenores de la parejita de duques de la familia Windsor. Ya todos sabemos que se conocieron en una cita a ciegas, que él la llevó a África, que ella dejó todo para unirse a la monarquía, que su casamiento se transmitió por la BBC, que le confesaron a Oprah que (el ahora rey) Carlos estaba preocupado por el color de piel de los nietos porque ella es birracial, que se mudaron a California y crían gallinas, que hoy están en Netflix.

Pero, aunque parezca mentira, hay muchos más matices que se le pueden agregar al famoso cuento de hadas. De hecho, aunque un poco lento y monocromático, el documental pone la lupa sobre el gran ausente: el punto de vista de Meghan Markle sobre lo que ocurrió con su vida desde que se supo que estaba saliendo con el hijo de Lady Di. Y es que el público solo conoce lo que los tabloides británicos se encargaron de narrar sobre ella, muchas veces cierto, a veces exagerado, frecuentemente sacado de contexto, pero más que nada, toda información que se obtuvo a costa de devastarle la vida con hordas de fotógrafos persiguiéndola como orcos a un hobbit.

A ver. Un poco se entiende el marco: desde Diana de Gales no había habido otra celebridad monárquica para noticieros y audiencia que generara el mismo nivel de atracción y morbo que Meghan. Los componentes de su vida pública y privada la hacían aún más apetitosa para el descarne mediático. Parecía el sueño hecho realidad de la prensa amarilla: famosa de Hollywood, divorciada, bellísima, hija de una afroamericana, distanciada del padre gringo. Era una plebeya conquistando a un príncipe. Así y todo, ¿justifica la obsesión?

Pero, además de la locura paparazzi, lo más interesante y poco promocionado de toda esta historia y que se desprende de este documental es que Meghan resultó ser una mujer inteligente, comprometida, preparada, activista, con una carrera universitaria en relaciones internacionales. Meghan ya había estado voluntariando en África sin Harry, ya había dado discursos por alguna causa sin colgarse del príncipe, tenía una carrera, amigos, familia, y lo dejó todo porque se enamoró.

Es fácil creerle que no sabía dónde se metía, que pudo salirse a tiempo y entender que critique lo que vivió en carne propia. Podrá haber heredado un capital económico y simbólico envidiable, pero no hay dudas de que le costó mucho y que ni siquiera la excluye de tener que seguir sudando la camiseta para llevar el mango al hogar. Hay quien diría que incluso trabaja ahora más que el marido.

Publicado originalmente en La Voz del Interior – Domingo 18 de diciembre de 2022

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