Todavía hay púbico para las salas de cine, pero no es para todas las películas. El box office de John Wick 4 no hace más que confirmar la tendencia de que solo los tanques pueden llegar a proyectarse en la pantalla grande con éxito.
Sonará frívolo en los tiempos que corren, pero más de $73 millones de dólares fue lo que recaudó John Wick 4 en su debut solo en los Estados Unidos. Nada mal para una cuarta entrega de la saga encabezada por Keanu Reeves y los dobles de la Matrix. De hecho, el número se vuelve interesante en una era postpandemia en la que la que estrenar en el cine se ha vuelto un privilegio del que pocos realizadores pueden jactarse. Esos 73 millones en 4 días se leen en el contexto de su escalada triunfal a la que contribuyeron el boca-en-boca, la crítica y el público afectuoso del género. Es decir, la película es buena. Pero después del COVID -que solo tal vez aceleró un proceso que ya venía sucediendo-, una buena película no necesariamente es garantía de llevar espectadores a la sala.
Cuando el mundo se alteró tres años atrás, muchísimas producciones quedaron en gateras, guardadas en un cajón, a la espera de la apertura de los cines. La mayoría tuvo que contentarse con negociar con las plataformas de streaming para ver la luz, buscar audiencia y tratar de recuperar la inversión. Ni los premios ni las alfombras rojas virtuales pudieron fogonear la circulación de muchos títulos. Pero hubo dos, muy inteligentemente reservadas, que esperaron cual silo bolsa lleno de soja su momento para volver: No time to die, de James Bond, y Top Gun: Maverick. ¿Podrían haberse visto en HBO o Netflix? Y sí… capaz les ofrecieron todas las oportunidades, pero los estudios sabían que tenían un as bajo la manga. Una vez que llegaron las vacunas y se levantaron las restricciones, ambas se encargaron de reventar la taquilla. Las acompañaron a la par las franquicias de superhéroes y la de los chicos de Rápido y Furioso. Pero nada más.
Que Steven Spielberg le agradeciera hace semanas a Tom Cruise públicamente haber “salvado” a Hollywood y a la distribución ilustra tal vez la paradoja. El creador de E.T. -que en 2022 estrenó un filme en la que da cuenta de su pasión por el séptimo arte- apenas salió hecho con su producción y eso que estuvo nominado al Oscar. Todo parece indicar que quienes profetizaron el regreso a la pantalla grande después de la pandemia no vieron la foto completa: no todas las cintas podrán darse el lujo de ser proyectadas y solo tendrán ese lujo los tanques, las que puedan asegurar de antemano el corte de tickets. Y también todo parece indicar señora que, si quiere ver algo diferente o independiente, tendrá que conformarse con hacerlo en el televisor que tenga en casa.
Publicado originalmente en La Voz del Interior – Domingo 2 de abril de 2023