Si le parece que está viendo más personajes LGBTQ en la televisión no es su imaginación, está ocurriendo. En el mes del orgullo, repasamos cómo ha ido cambiando y cuál es la actualidad de la representación de este tipo de protagonistas en las pantallas.
Que Disney haya presentado hace pocos meses a su primer personaje LGBTQ en toda su historia de elaboración de contenidos animados (y destinados al público infantil), dice muchas cosas. El protagonista es adolescente, abiertamente gay y se comporta de manera tímida frente a su enamorado. La película, Strange World, fue un fracaso en la taquilla por motivos varios que exceden este análisis, aunque ahora está encontrando su tribuna por streaming en Disney+. Pero más allá de su éxito o fracaso en el corte de tickets, podemos analizarla como la cúspide de un proceso de transformación de la representación de las minorías en las pantallas, movimiento que ha venido creciendo y transformándose desde hace varias décadas. En buena hora.
Una rápida mirada hacia los 1980 en la televisión nos devuelve la invisibilización, la estereotipación y ridiculización de muchos personajes LGBTQ, que solían ser retratados en segundo plano para mostrar cuestiones asignadas (como durante la crisis del HIV). Los 1990 tuvieron productos más felices, en los que el punto de vista fue cambiando: la sexualidad pasó a convertirse en un rasgo inherente del personaje en vez de ser el único propósito, es decir, trascendía la orientación sexual. Un ejemplo clave tal vez fue la sitcom Will and Grace, en la que Debra Messing compartía el departamento con el abogado gay, Eric McCormack, y en la que se trataban temas de la vida cotidiana, laboral y romántica de los protagonistas. La elección sexual estaba normalizada, la trama fluía por otro lugar. Me gusta pensar en esa serie como la punta de lanza de un cambio de paradigma que nos trajo hasta aquí, a otra realidad.
Porque los últimos años han sido verdaderos testigos del florecimiento de historias que han elegido incorporar personajes de la comunidad LGBTQ. A veces con mayor o menor asertividad y también muchas veces sin escapar al marketing que busca atraer a determinados públicos: no todo es perfecto. Pero los datos son alentadores y van en subida: en relevamientos realizados en la tevé por aire y cable de EE. UU. ya el año pasado, casi el 12% de los personajes que aparecían regularmente en algún programa eran miembros de la comunidad LGBTQ.
Tal vez un caso paradigmático que puede reflejar esta tendencia es la “salida del clóset” de una de las amigas de Sex and the city -en la secuela And just like that– que ya arrancó su segunda temporada en MAX: Miranda Hobbes experimenta un renacer y una transición en la mediana edad, que ¿casualmente? tiene su par en la vida real de la actriz que lo interpreta. Porque, como bien dice el eslogan publicitario, “pasa en la vida real, pasa en las películas”. Y ya era hora de que eso se trasladara a las pantallas.
Publicado originalmente en La Voz del Interior – Domingo 25 de junio de 2023