Cómo es “Cobra Kai”, la serie que continúa “Karate Kid” después de la patada de la grulla

La serie Cobra Kai continúa la saga cinematográfica ochentosa de karate, pero presenta un punto de vista novedoso al poner en primer plano al antagonista de las películas y darle un nuevo aire.

Pocas expresiones de la cultura popular han dejado una marca tan indeleble en una generación como el cine de los 1980. De hecho, aquellos afortunados que vivimos esa época y atesoramos algunas de esas manifestaciones, hoy podemos ser partícipes de una suerte de revival, de rescate de personajes y de varias historias de culto, muchas que nos conmovieron, nos hicieron reír, llorar, y un largo etcétera de sensaciones.

Entre la gran cantidad de homenajes a esa década, se destaca entre los productos para televisión la continuación serial de la saga Karate Kid, titulada Cobra Kai. Estrenada en mayo pasado en la plataforma de YouTube, se convirtió rápidamente en una sensación y con buenos motivos: está edificada totalmente sobre la famosísima escena de «la grulla», aquella en la que Daniel San le patea la cara al malvado Johnny y gana la pelea, el honor, la chica, en fin, se gana el mundo.

Lo que hace a Cobra Kai una belleza en esta tendencia a las revisitas, es el cambio de enfoque. Porque siempre podemos imaginar que después de ese final feliz, al ganador le siguieron años de comer perdices. Sin embargo, no siempre nos preguntamos qué pasa con malo de la película. ¿Cae en desgracia? ¿Sigue con su vida? ¿Se vuelve bueno o más malo aún? Cosas por el estilo.

Modelo 2018

Protagonizada por sus actores originales y producida por Will Smith, Cobra Kai viene a contestar todos esos interrogantes. Y entonces todos los que recordamos la victoria de Daniel San y la grulla y la mirada satisfecha del señor Miyagi, ahora debemos lidiar con la realidad de Johnny Lawrence, el gringo interpretado por el actor William Zabka, quien 30 años después de haber dejado el honor en ese torneo, ahora es un cuarentón fracasado que casi que se las arregla para vivir.

También ha perdido su vínculo con el deporte y esa patada que para Daniel fue significativa, lo acecha como el símbolo de todo lo perdido. No importa cuántos años han pasado: LaRusso puede seguir estando ahí como la muestra del éxito, de la forja del carácter, del respeto al código de conducta, en fin, como el gran ejemplo del sueño americano. Pero ahora sabemos qué le pasó a Johnny y también lo amaremos por ello.

Además de sacar a LaRusso del foco, la historia de Cobra Kai opta por difuminar la eterna lucha entre el bien y el mal, rasgo tan característico de aquella época atravesada por los antagonismos de la guerra fría. Este nuevo matiz que dibuja a los personajes no elimina, sin embargo, las cuestiones esenciales que hacen a la trama y que siguen vigentes: el bullying ahora es inaceptable socialmente, pero sigue existiendo, como en los 1980. La figura paterna, su ausencia o su reemplazo se trasladan ahora hacia los personajes principales, que lidian con sus propios hijos y responsabilidades.

La rivalidad no se ha perdido y el karate como disciplina deportiva, como forma de superación y de vida, también se aggiorna. No falta el humor sostenido en el choque generacional, ni la reivindicación de la figura del maestro. Lo que cambia acá son las capas que se introducen.

Cobra Kai nos regala 30 años más tarde una moraleja: siempre hay otra campana que escuchar, siempre hay otra versión de lo ocurrido, siempre hay otra manera de mirar. No hay absolutos.

En cuanto a negocio, Cobra Kai es también una gran novedad. Sin grandes artilugios, sin figuras de primer nivel y sin resonancias, demuestra también que se puede hacer televisión sin necesidad de apelar a abultados presupuestos. Solo hacen falta buenos guiones y disposición para llevarlos adelante.

Tras un estreno bastante anticipado en una plataforma que recién hace dos años que se está afianzando frente al predominio de gigantes como Netflix, los dos primeros capítulos (disponibles de manera gratuita) tuvieron más de 5 millones de vistas en las primeras 24 horas (hoy, a cuatro meses del estreno, las vistas ya superan los 40 millones). Con esa recepción y una nominación al Emmy, ya se aseguró una segunda temporada para 2019 y se convirtió en la estrella del servicio de streaming.

Cobra Kai es, en definitiva, un regalo para una audiencia «+ 30» que podrá disfrutarla más que nadie. No es que la serie no pueda ser abordada por audiencias más jóvenes, pero la mayor correspondencia la tendrá con aquellos que fueron adolescentes cuando Johnny y Daniel San eran adolescentes y, 30 años más tarde, pueden reflexionar sobre el (nunca fácil) paso a la vida adulta.

Publicado originalmente en La Voz del Interior – Martes 28 de agosto de 2018

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