Ashton Kutcher: «Ya no competís sólo con el cable y la TV por aire»

Ashton Kutcher y Danny Masterson hablaron con VOS en Buenos Aires sobre The Ranch, una nueva comedia dramática sobre dos hombres adultos viviendo con su padre, que promete redefinir los géneros en la televisión. Irá por Netflix.

Ambos saltaron al ojo público a través de la televisión por cable, hace casi 20 años, cuando se estrenaba That ’70s Show. Uno era Kelso y el otro Hyde, en esa sitcom sobre un grupo de amigos que perdían tiempo en un sótano en la década de 1970. Estamos hablando de Ashton Kutcher y Danny Masterson, quienes se hicieron amigos trabajando en ese programa y conservaron esa amistad a través de los años.

Una década más tarde del final de That ’70s Show, ellos están sentados en una mesa de un hotel de Buenos Aires a punto de contar a un grupo de periodistas sobre su nuevo proyecto conjunto: la serie The Ranch (El Rancho), la criatura que engendraron mientras tomaban whisky en el porche de la casa de Ashton. Los actores llegaron al país junto al contingente de elencos de Netflix que vinieron a presentar sus series y películas a un evento al que estuvo invitado VOS.

El día que Ashton Kutcher visitó Buenos Aires

«Nos conocimos en 1998, trabajamos juntos durante ocho años haciendo un show del que estamos muy orgullosos. Luego nos separamos y llevamos adelante otras cosas. Pero nunca dejamos de juntarnos. Todavía nos vamos de vacaciones juntos, vemos partidos de fútbol juntos. Siempre hablamos de encontrar un proyecto, porque la gente ama vernos juntos y ama nuestro timing de comedia. Y nosotros disfrutamos de hacerlo», cuenta Masterson sobre el germen de esta nueva dramedia (comedia dramática) producida y protagonizada por ambos para Netflix.

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Así que Danny esperó a que Ashton se librase del compromiso de reemplazar a Charlie Sheen en la serie de Warner, Two and a Half Men, y en 2014 juntos armaron un equipo con los showrunners de esa sitcom, Jim Patterson y Don Reo, y el director David Trainer de That ’70s Show. Y se pusieron a crear.

Allí en ese porche quedó concebida la nueva historia sobre un jugador de fútbol americano fracasado que vuelve al rancho familiar para hacerse cargo del negocio junto a su padre, un hombre autoritario e inabordable, y su hermano, un hombre que hace dos décadas que sólo maneja ganado.

Pueblo chico

«Una de las historias que siempre quise contar es la de la del tipo de gente con la que crecí y de dónde vengo, que es la de un pueblo chico en el medio de Norteamérica. Los shows de estas características siempre tratan sobre familias rotas o con problemas, pero que luchan para mantenerse unidas, así que ese fue el consenso general que tuvimos», cuenta Ashton de manera pausada, como recordando su niñez en Iowa. En su mano sostiene una botella de agua. Su paciencia y prudencia al hablar contrastan con la euforia de Danny, que charla rápido y no deja mucho lugar para bocadillos. Es divertido imaginarlos discutiendo en la sala de producción.

Así y todo, Ashton continúa: «Queríamos hacer algo que fuera mainstream pero también divertido, así que empezamos a tirar ideas, y consensuamos en contar una historia de la América conservadora, desde la perspectiva del conservadurismo de esa parte del país. Sin burlarnos de esta gente, que es lo que hace Hollywood, sino que adoptando lo raro. Por eso concebimos a nuestro padre en este sistema casi como un Archie Bunker (personaje de la serie All in the family, un hombre blanco, intolerante y antipático) envuelto en un sistema de creencias inalterable, que no quiere cambiar con el mundo», continúa el actor.

El producto no sólo aspira a ser una forma de abordar a la sociedad conservadora estadounidense, sino también a cuestionar el formato de una sitcom tradicional mutando en algo que promete redefinir el género.

«Para mí el medio no es tan importante como la libertad de crear historias. Hay muchas prácticas estandarizadas en estas comedias grabadas frente a audiencias en vivo, que creo que no han sido desafiadas, Netflix nos está dando la libertad de desafiar todas esas convenciones, alrededor de la iluminación, alrededor de la música, alrededor del lenguaje, de la narración», explica Kutcher, que no pierde oportunidad de ponderar las ventajas de trabajar para la cadena de streaming.

«Esta libertad creo que puede cambiar la forma de hacer programas en vivo a cámara múltiple. ¿Puedes hacer una dramedia con cámara múltiple? No se ha hecho hasta ahora. No se ha hecho con el lenguaje habitual que tienen nuestros personajes, que hablan como habla la gente regularmente. Nuestros personajes tienen altas y bajas, drama y romance, y creo que es una versión más honesta. La forma en que decidimos producir este show es para empujar esas convenciones y romper con lo que significa ser una sitcom», agrega luego Kutcher, aunque aclara que no perderán de vista el humor en todo lo que ocurre.

En dos partes

Además de las licencias creativas, la cadena de streaming también propone otra forma de distribución. Tradicionalmente, la temporada de una sitcom ofrece 22 episodios, pero para el streaming, suelen pensarse temporadas de 10.

«Nosotros vamos a hacer una temporada de 20, dividida en 10, que vamos a lanzar cada seis meses en vez de hacerlo en un año completo», cuenta Masterson. La idea es tener una parte A y una parte B de la misma temporada, así la audiencia no tiene que esperar un año para la continuación en una plataforma que usualmente ofrece la temporada completa para que el usuario disponga de su visualización.

«Al principio pensamos que el show era demasiado largo y que nos tomaba mucho tiempo grabarlo, hasta que nos dimos cuenta de que trabajando para Netflix no tenemos tanda comercial. Nuestra serie no dura 20 minutos, sino que dura alrededor de 30, porque eso a ellos no les importa. Además, el show tiene escenas de 15 páginas, cuando en cualquier sitcom una escena sólo tiene tres o cuatro. De repente tenés a algún personaje que atraviesa una crisis y te hace llorar. Después rematamos con un chiste hacia el final, o no. Pero no es la clásica fórmula, en donde tenés un punchline al final de la escena», explica Masterson para describir un poco más el espacio impreciso que navegan.

La historia transcurre además en un rancho ganadero en un pueblo chico. ¿Hay posibilidad de perder audiencia por falta de identificación con ese ámbito? «Los pueblos pequeños están en todo el mundo. Es una historia universal, no importa de dónde vengas o el idioma que hables. Es lo mismo que pasó con That ’70s Show, que fue un show muy popular en varios países de otros continentes, y se trataba de seis chicos en un sótano, con nada que hacer. Creo que la gente se puede identificar con un pueblo chico y con no tener nada que hacer. Esto es un rancho en un pueblo chico, todo el mundo tiene algo parecido», resume Masterson.

Para cerrar, Ashton elige mantenerse cauteloso sobre qué les espera con esta apuesta: «Estamos frente a una caja misteriosa. Todos podemos especular con qué valor puede tener el show, pero ninguno lo sabe todavía. Creo que estamos frente a una gran competencia. Ya no competís sólo con el cable y la tevé por aire o con el prime time, ahora competís con Facebook, Snapchat, YouTube, etcétera. Todos mecanismos de distribución de contenidos de entretenimiento. De lo único que podemos ser responsables es de darle valor a esos 30 minutos de contenido. Hacerlos mejor que los 30 minutos de otro programa allí afuera», finaliza Kutcher. Habrá que ver si lo consiguen.

Publicado originalmente en La Voz del Interior – Domingo 27 de marzo de 2016

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