Amigas ¿para siempre? Las ficciones también pueden desmitificar la amistad

“And just like that”, el regreso de “Sex and the city”, da en la tecla al explicar por qué está ausente el personaje de Samantha.

Fui de las primeras en criticar el anuncio del regreso de Sex and the city. No porque no me gustara ver a esas mujeres que marcaron a mi generación más adultas: no tengo nada en contra de las historias protagonizadas por personas de más de 50, al contrario.

Pero me hacía ruido el revival de una serie icónica que había dejado su sello hacía 20 años, en particular sabiendo que faltaría Samantha, su personaje más singular. Más aun teniendo en cuenta que su razón de ser (justamente el-sexo-en-la-ciudad, como se presentó entonces) les sería ajeno a sus protagonistas, todas ellas con vínculos establecidos.

Pero… debo admitir que dieron en el clavo. And just like that, así titulada, rescata a Carrie, a Miranda y a Charlotte en un formato de miniserie que expande su universo y nos regala una polaroid sobre los vaivenes de la mediana edad. Tiene con su antecesora puntos en común y divergencias. La moda y la ciudad, por ejemplo, no se tocan: es un retrato de la clase media-alta neoyorquina profesional y con mucho poder adquisitivo, siempre lo fue y lo sigue siendo.

Por otro lado, la esencia no se pierde, sino que evoluciona: las chicas ya llevan años casadas y no andan en busca de parejas sexuales ni de salidas o de fiesta. Los dilemas de los 30, que mucho se reflejaban en las columnas periodísticas de Bradshaw, dan lugar a las crisis de la edad madura y se abre el juego para nuevas generaciones en términos laborales y familiares, que, de alguna manera, cuestionan el statu quo y marcan el choque generacional. De hecho, la narrativa se pone interesante en el ejercicio comparativo.

Pero tal vez la gran revalorización de And just like that es que Sex and the city, revolucionaria para su tiempo, fue siempre una historia sobre la amistad, una versión –si se quiere– más “sexy” de Friends. Entre tanto cachondeo y relaciones casuales, la única variable que se mantuvo inalterable en esos ocho años fue la amistad (con sus altibajos, por supuesto) de esas cuatro mujeres que vivían y sobrevivían, se encontraban y se desencontraban, a principios de siglo en Nueva York.

Y aquí es donde la ausencia de Samantha Jones, la cuarta de las amigas, se vuelve significativa y le termina de dar el toque a esta nueva producción. La solución a la negativa de la actriz Kim Cattrall de volver a personificarla fue eliminarla del show por una pelea. No hizo falta que muriera, simplemente se distanció de Carrie y ya no está presente en su vida. Porque con los amigos también pasa que nos peleamos en la vida real o encontramos nuevos; y, de vez en cuando, vale desmitificar la amistad eterna en la ficción también.

Publicado originalmente en La Voz del Interior – Sábado 1 de enero de 2022

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