No hay excusas suficientes que puedan justificar la serie del maestro jedi. Mirada opuesta en contra a la serie Obi-Wan Kenobi.
Varias analogías le caben a lo que está haciendo Disney con Star Wars: la vaca a la que se han abusado de ordeñar, la naranja a la que le han exprimido el jugo, los campos que han sembrado hasta hacerlos polvo. La empresa que compró la marca registrada de George Lucas no ha hecho más que explotarla en derivados, justificados muchos en grupos de foco o encuestas para averiguar qué más quieren ver los fans de su saga preferida. Los fans quieren esto, se lo damos. Así viene conduciendo su negocio Disney, que de vez en cuando mete algún gol (como con El Mandalorian de Jon Favreau) pero que viene también acumulando varios bodrios. Igual no importa cuánto fracasen, la inversión marketinera les permitirá hacer girar la rueda a tal punto que esto seguirá ocurriendo sin parar.
De Obi-Wan Kenobi como un unitario se viene hablando hace años. Ewan McGregor, que en la memoria colectiva de las generaciones más nuevas es, fue y será el maestro Jedi que entrenó a Darth Vader, estaba subido a este colectivo desde el principio. De estar vivo Alec McGuinness, el predecesor que siempre desdeñó Star Wars, jamás hubiera aceptado volver. Pero bueno, acá estamos. Primero especularon con una película, pero después se despacharon con esta miniserie-copia-exacta de, justamente, El Mandalorian, y surge la pregunta: ¿no se les ocurrió nada mejor? Los fans no nos merecíamos tanta incuria. El personaje no se merecía tanta incuria. Los protagonistas son aburridos, algunas escenas inverosímiles, la niña Leia no está a la altura de su versión adulta (la culpa es del guion, por supuesto, que le hace decir obviedades a una heroína universalmente conocida), y Darth Vader no puede aparecer para salvar las papas en todos los capítulos. McGregor, por mucho que lo queramos, no puede sostener el producto solo, como Messi no puede jugar un partido solo.
Por favor, Disney: es hora de que los fans dejen de ser el barómetro de lo que se debe hacer. Recordemos si no ese episodio de Los Simpson en el que Mel Gibson le pide a Homero que le “mejore” el guion de la película que estaba filmando. El fan va a querer muchas cosas: ¿hay que dárselo todo? Y si se lo damos, lo hagamos decentemente. No hay otra cosa que justifique Kenobi más que el rédito económico y el sostenimiento de una plataforma de streaming.
Publicado originalmente en La Voz del Interior – Domingo 12 de junio de 2022